Menores pobres e indigentes anhelan pan y dignidad

Daniel E. Benadava
Rebelión


A lo largo de toda América Latina, tal como lo afirmó en reiteradas ocasiones el Episcopado Latinoamericano, se pueden observar rostros de niños golpeados por la pobreza desde antes de nacer... niños explotados fruto de la pobreza... jóvenes frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, que son víctimas del empobrecimiento y de la marginación social... de la prostitución, del alcoholismo, de abusos sexuales.

En particular dentro de la República Argentina, según los datos oficiales brindados años atrás por su Instituto Nacional de Estadística y Censo -INDEC-, existen 3.718.931 niños y adolescentes que viven bajo la línea de la pobreza, es decir que no tienen la posibilidad de acceder a los servicios y alimentos que son considerados esenciales para tener una vida digna; y 1.510.617 chicos y jóvenes que viven bajo la línea de la indigencia, o sea que no tienen posibilidad de satisfacer mínimamente las necesidades energéticas y proteicas que necesita cualquier ser humano para sobrevivir.

Así mismo, y también de acuerdo a la información suministrada por el INDEC, del total de la población argentina que tiene menos de 18 años el 70% vive en un estado de hacinamiento crítico, es decir en viviendas en las hay más de tres personas que por cuarto-; el 28,8% se encuentra en casas con condiciones sanitarias deficientes, o sea que no tienen ningún tipo de retrete-; y el 20,1% habita en una vivienda precaria o pieza de inquilinato.

Sin embargo estos datos oficiales no resultan demasiado creíbles para muchas organizaciones ya que -por ejemplo- desde el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, en donde confluyen 400 instituciones no gubernamentales que trabajan con seres que están mas cerca de la muerte que de la vida, se sostiene que el 70% de la población total del país menor de 18 años, o sea nueve millones y medio de niños, se encuentran viviendo en la pobreza, la mitad ya casi no come... y más de cien niños se mueren por día -menores de 5 años- por causa de pobreza.

Por su parte, entre los meses de mayo y octubre del presente año, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel afirmó que es urgente enfrentar los altos índices de mortalidad infantil, -ya que- según el informe actual de UNICEF (2007) mueren en el país 25 bebés menores de un año por día, la mayoría por causas evitables… el Movimiento de Chicos del Pueblo denuncia que "El hambre es un crimen" y por decir la verdad sufren persecución, allanamientos, castigos y amenazas. Los chicos deben ser escuchados y no reprimidos... no queremos que les roben a los chicos la esperanza de construir un mundo mas justo y fraterno para todos.

Además de la desgarradora situación hasta aquí narrada resta mencionar que son millones los niños argentinos que, para mantenerse vivos, se ven obligados a dejar de jugar para trabajar en el campo o recolectar y reciclar residuos. Así mismo, desdichadamente, resulta cada vez mas frecuente observar en las periferias de la Ciudad de Buenos Aires o en el Conurbano de la Provincia de Buenos Aires, que son las zonas mas pobladas de las República Argentina, decenas de miles los niños y adolescentes que consumen drogas o alcohol para intentar "adormecer" la pena de su entristecida existencia por tanta demanda nunca escuchada por ningún funcionario público.

En este escalofriante escenario muchos argentinos consideran que el Poder Ejecutivo de su país, parafraseando a Eduardo Galeano, habla el doble lenguaje de los artistas del disimulo... doble lenguaje, doble contabilidad, doble moral: una moral para decir, otra moral para hacer, ya que mientras Cristina Kirchner internacionalmente sostiene que la Argentina tiene la capacidad de alimentar a 500 millones de personas, en forma paralela existen decenas de miles de niños y jóvenes argentinos hambrientos que tienen el alma sufriente y sedienta de justicia social.

Por último cabe ser recordado las palabras del actual presidente del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, Alberto Morlachetti, quién tiempo atrás afirmó que la pobreza es un crimen; hay que detenerla; si o si... el gobierno argentino es productor de soledades y hambres eternas; porque en nuestro país no faltan ni alimentos, ni platos, ni madres, ni médicos, ni maestros, faltan en cambio la voluntad política, la imaginación institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una sociedad de semejantes que asegure a cada niño argentino las oportunidades vitales para que se desarrolle saludable y pueda crecer con dignidad.

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